Concepción, 18 de Julio 2022

Vicente Acuña: El astrónomo que toca las estrellas a punta de remaches

  • Actual alumno de Magíster en Astronomía de la Universidad de Concepción, a este chorero le bastó una temporada para dejar su sello en el campeonato Adesup. Lo mismo como jugador del CD Huachipato, donde también sabe de triunfos.

Según la definición más básica, los astrónomos estudian la física del universo con sus estrellas, planetas, galaxias y otros cuerpos celestes. Acostumbrados a tener la vista en la inmensidad del cielo, es difícil ver que alguno preste atención a cosas más terrenales, como por ejemplo el deporte.

Vicente Acuña (22 años), licenciado en Astronomía de la Universidad de Concepción, debe ser una de las pocas excepciones. Involucrado en el deporte desde pequeño a instancias de su padre, partió a los 6 años en el fútbol como disciplinado líbero de Huachipato.Después de tres temporadas dio un paso al costado en busca de algo que lo llenara realmente. En el colegio (Liceo La Asunción de Talcahuano) probó con básquetbol y balonmano, donde incluso fue seleccionado. Pero fue en una junta familiar que por primera vez vio a su padre jugar ‘ping-pong’. En ese entonces, con 9 años, ni siquiera llegaba a la mesa y debió conformarse con mirar.

El juego le quedó rondando en la cabeza y con el tiempo pudo inscribirse en el taller de tenis de mesa en su colegio. Tenía 11 años y se producía el primer contacto con la especialidad que no dejaría más. “Al principio me costó porque no sabía que las paletas son diferentes a las que uno encuentra en el negocio, sino que son muchas más elaboradas. Cuando llegué todos los chicos tenían mejores paletas y le podían aplicar otros efectos a la pelota, así es que todos me ganaban”, recuerda sobre sus comienzos.

Cambiando sus estrellas

En un inicio, la curva de aprendizaje fue bastante empinada para Vicente Acuña, que pasó años sin poder destacar. Eso hasta que el profesor Javier Inostroza lo instó a inscribirse en la rama de Huachipato, con el profesor Carlos Vega. Era su último año de colegiatura, así es que recién a los 17 años pudo brillar en Adicpa, llegando a la final regional.

El paso siguiente era la universidad, donde tenía claro el camino: Astronomía, “siempre me gustó la ciencia y esa área tenía muchas preguntas para responder”, dice, y en la UdeC, donde estaba la rama de tenis de mesa. Y aunque para ganarse un puesto en el equipo debió demostrar su valía como jugador, rápidamente obtuvo un espacio.

“Fue súper entretenido ver jugadores de todo Chile, desde Arica a Puerto Montt. Me gustó probarme y ver que mi nivel era bueno, con un estilo de juego que era muy difícil para los rivales”, señala.

Así, fue número puesto en la selección para el torneo Adesup, donde tuvo un estreno para enmarcar. “Mi primer torneo fue en la Ucsc, ver un gimnasio hermoso con jugadores dándolo todo, me motivó mucho. Tenía nervios, pero a la hora de jugar me di cuenta que era un torneo más con un nombre raro solamente. Entré tercero en el equipo pero respondí y gané el partido que le dio el triunfo a la UdeC”, detalla.

Una participación que le dio a su equipo la clasificación al Fenaude, instancia a la que no pudo ir por causa de una lesión en el tobillo. En paralelo, Vicente también hace carrera en Huachipato, donde se mantiene jugando a gran nivel. Salió tercero por equipos en el tradicional torneo Interempresas, uno de los más tradicionales del país. Lo propio hizo en la Liga Biobío, además de ganar el torneo Sur Biobío Arauco, en Coronel.

“Esos torneos nos demostraron que el periodo de pandemia no nos mermó tanto. En mi caso perfeccioné mi juego con ‘spin’, el buen control de la pelota y visión de juego, que son mis características”, sostiene.

Con la mitad de su vida ligada a la actividad física, Vicente no se plantea dejar el tenis de mesa, por mucho que su estilo de vida profesional esté en el otro lado del universo.

“Me ha resultado desalentador escuchar decir a los profesores que soy el único astrónomo que hace deporte. Pero planeo, dentro de todas mis posibilidades, seguir adelante, tomarme un año sabático después del magíster y seguir entrenando en ese periodo. Y si tomo otro postgrado en Chile u otro país, hacer tenis de mesa igual. El deporte me ha sacado de momentos complicados, ya es parte de mi vida”, sentencia con la misma seguridad que asegura que no estamos solos en el mundo. “El universo es demasiado grande, estadísticamente es muy difícil que seamos los únicos”.

Franco López Flores
Comunicaciones Departamento de Astronomía
Universidad de Concepción


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